Simo Hayha

Habían invadido su patria, por cuatro frentes armados
Un colosal ejército, de un millón de soldados
Y su país indefenso, de eso no llegaba al cuarto
Reunidos entre civiles que con coraje iban a enfrentarlos

Veían avanzar, una gigante tropa cruzando aquel río
Era imposible de defender, ya se daban por vencidos
Pero en el ejército rojo, algo no vieron llegar
Iban cayendo uno a uno, esos soldados, como podía pasar?

Era diciembre del 39, en ese campo de batalla
Nace una leyenda que la historia iba a cambiarla
El milagro en la contienda, que iban siempre a recordar
Una hazaña fría y perfecta, solo él sería capaz

Centro treinta y cuatro, treinta y cinco, ciento treinta y seis
137 ya habian caído por el
Menos 40 grados, en ese mundo congelado
Cada que jalaba el gatillo, uno de ellos caía derrotado

100 por cien de puntería, imposible parecía
No pensaban que fuera posible que dispararan de tan arriba
138 ya caían, era la muerte misma
De la muerte blanca, estaban en la mira

El miedo y la confusión, se adueñó del gran ejército
Parecía imposible pero estaban ya retrocediendo
Todo eran gritos y euforia, festejando a simuna otra vez
Pensando que están vivos, celebrando gracias a él

Todo allí era festejo, risas y también esperanza
Compartida entre soldados que solo querían volver a casa
Que se veían ganadores, por tener a simuna a su lado
Sin tener ni idea lo que pasaba allí al lado

Quién lo habría imaginado, él solo en la oscuridad
El héroe del país, no puede parar de contar 
Repitiendo aquellas muertes, en su mente sin cesar 
Desde que mató, la primera vez, no pudo volver, a dormir en paz


El se lo cargaba todo, nunca se lo dijo a nadie
Llevaba esa culpa solo, no podía desmoralizarles
Su corazón era herido con la misma intensidad
Cada vez que apretaba el gatillo y mataba a alguien más

Hasta que llegó el día frente aquel río otra vez
El combate aun seguía, y seguía matando el
No veían a la muerte, pero igual se la encontraron
Quinientos cuarenta, cuarenta y uno, pero algo había pasado

Con el último aliento, del soldado que mató
Una bala que se perdía, se dirigía, a otra dirección
Pero por desgracia o fortuna, esa bala reboto
Y asi la muerte acabo con la muerte, quinientos cuarenta y dos

En medio de gritos y caos, y un dolor insoportable
Lo que simona sentía no era lo imaginable
“Esto no basta para redimirse, a sí
De alguna manera esto fue, la salvación para mi”