Ojos Que Arden

Ojos Que Arden

Almouksant

Альбом: Ojos Que Arden
Длительность: 4:55
Год: 2025
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Текст песни

Llora cuando estás cerca, por miedo a perder,
llora cuando te abraza, sin querer entender.
El amor le tiembla en cada suspiro,
como si el adiós ya soplara frío.

Sabe a miel tu beso, pero también arde,
cada caricia suya, temblor cobarde.
El alma le tiembla por verte partir,
aunque aún estés… teme el porvenir.

Sus ojos arden con solo mirarte,
arden si estás lejos, arden al tocarte.
El amor, su fuego, su condena viva,
una llama dulce… que a la vez cautiva.

Llora cuando callas, cuando dices “hola”,
llora si te acercas, si el silencio asola.
En su corazón, un huracán constante,
ama con todo… pero sufre al instante.

En la distancia, su mirada es fuego,
y en tu abrazo, llora sin sosiego.
El amante fiel, con el alma rasgada,
te ama y sangra… en cada jornada.

No hay mayor pena que la del que espera,
con la fe quebrada, con la noche entera.
Su amor es eterno, pero duele al latir,
como un bello cielo… que no deja de herir.

Es el gozo y el duelo de cada noche fría,
su risa es de llanto, su luz… melancolía.
Aunque el amor le abrace con alegría,
en su sombra baila siempre la agonía.

Sus ojos arden con solo mirarte,
arden si estás lejos, arden al tocarte.
El amor, su fuego, su condena viva,
una llama dulce… que a la vez cautiva.

Cada lágrima suya es un verso que quema,
cada te amo… una promesa que rema.
En mares de dudas y olas sin puerto,
ama con fuerza… aunque esté desierto.

No hay remedio en su pena constante,
el amor le arde, le hiere, le parte.
Y aunque aún sonría, el dolor lo nombra,
como un eco triste… que jamás se asombra.

Siente el amor como espada y rosa,
su fe no muere, pero nunca reposa.
Lo carga todo, sin pedirte nada,
y sufre callando… en cada madrugada.

El amante llora, con la luna de testigo,
espera tu vuelta, aunque nunca sea abrigo.
Sueña con un día sin esta tormenta,
donde amar no duela… donde el alma sienta.

Sus ojos arden con solo mirarte,
arden si estás lejos, arden al tocarte.
El amor, su fuego, su condena viva,
una llama dulce… que a la vez cautiva.