Dicen
Apalau
4:40“… Toda la noche he estado sin dormir, meditando sobre las nuevas dificultades que se me presentan, sobre los nuevos medios que tienen los pastusos para defenderse. Pero voy a dar un combate más aventurado que el de Boyacá, y voy a darlo de rabia y despecho, con ánimo de triunfar o de no volver…” Razón tenían Nariño y Valdés de temer a este territorio… No ha sido fácil viajar desde Santafé, tomar Popayán y buscar el Sur. Pasto, la inexpugnable Pasto, ¡ahí está! Sus habitantes se resisten a romper las cadenas de las tinieblas, de la ignorancia y de sus miserias... Desconocen sus habitantes que por todo lugar corre ya la vena de la independencia, desde México hasta La Plata; no saben que San Martín avanza cada vez más hacia el norte y que nosotros, a toda costa, llevaremos la libertad a Quito, a Lima y a toda América. Aquí hay hombres y mujeres cundinamarqueses, venezolanos, hasta españoles que se han unido también para luchar por nuestra libertad. Muchos somos campesinos, trabajadores, gente sencilla, que hemos dedicado nuestro esfuerzo y nuestro empeño para alcanzar la libertad para la patria... Sin embargo, aquí se empecinan en que Pasto siga siendo un reducto de la corona, pues a él rey le han jurado lealtad… y su palabra es igual de firme como su volcán. ¿No entienden que nuestro ejército les trae la libertad bajo el amparo de la república…? “Pastusos ¡habéis costado llanto, sangre y cadenas al Sur; Pero es la última vez que me dirijo a ustedes con palabras de Paz… Muchos pasos he dado para evitar al pueblo de Pasto los horrores de la guerra Pero la medida de la obstinación ha llegado a su limite ¡Y, entonces, prepárense para vencer o morir…!”