La Llorona

Esta historia sucedió en un pueblito de México donde vivía una joven mamá de dos pequeños hijos a los que cuidaba con el amor más grande del mundo. 
Un día, al regresar a su casa luego de hacer las compras en el mercado, la encontró vacía: los niños habían desaparecido. 
Desde entonces ella no ha dejado de buscarlos, y en las noches, en las calles del pueblo, se escucha su triste llanto. Por eso la gente la llama… la Llorona. 
 
No hay felicidad más inmensa que ser la madre de mis pequeños; 
Dios me ha dado estos dos tesoros, no sé qué haría sin ellos. 
No hay placer más grande en mi vida que consentirlos y protegerlos, 
yo daría mi vida entera si llegara a perderlos 
 
Alegría, qué bonito es vivir así. 
Con mis hijos, nada más puedo yo pedir. 
 
Pero un día sucedió… 
¡Mis hijos, ¿dónde están?! 
 
Nadie sabe qué responderle, ella pregunta por todos lados; 
misteriosamente han desaparecido, ¿dónde se habrán perdido? 
Ahora vaga desconsolada todas las noches llorando a gritos, 
y por eso le dicen Llorona, porque no encuentra a sus hijos. 
 
Ay, Llorona, nunca, nunca dejas de llorar. 
A tus hijos no los puedes encontrar. 
 
Cuando sus lamentos escuches en las noches, 
recuerda siempre que en el mundo hay gente que sufre sin haber hecho nada para merecerlo. 
Quiere mucho a tus papás y pídele a Dios por su vida y su salud. 
 
Encuentra a tus hijos, Llorona, y deja tu llanto atrás.