Luis Quinina

Ay, eran 22 de agosto
Ocho y media 'e la mañana
Cuando corrió la noticia
Que a todo el llano enlutaba
Que al caerse un aeroplano
De la empresa de avianca
Había perdido la vida
Un hombre que yo estimaba
Su nombre Luis Barragán
Un hijo de la sabana
Hombre de caballo y soga
Criollo como un pelo 'e guaba
Llanero de pura verga
Como es todo el de su raza
El día que murió Quinina
Como muchos lo llamaban
El llano se puso triste
Se silenció la sabana
Los caballos de sus sillas
En el alto relinchaban
Y unos toros cachaleros
Por los esteros pitaban
Transmitiendo la noticia
Que a mi llano acongojaba
Y en el centro 'el Guanapalo
Por donde la atravesaba
No se movían los porosos
Los moriches, ni las palmas
Sólo un canto y soledad
Se notaba en la sabana
Mientras una nube negra
El horizonte enlutaba
En medio del tiempo macho
Volaban dos garzas blancas
Y en su vuelo cadencioso
Hacían cruces con sus alas
Así la naturaleza
Su tristeza demostraba
Que en todas partes del llano
Los llaneros lamentaban
La muerte de Luis Quinina
Un hijo de tierra llana

Ay, amigo Luis Barragán
Te dedico esta tonada
Como un homenaje póstumo
Desde hacerlo de tu raza
Pa' que descanses en paz
Y tu alma sea una santa
Y a diestra del padre eterno
Mande luces de esperanza
Pa' tu familia y amigos
Y la bendición tu casa
Donde pasaste Quinina
El periodo de tu infancia
Montado sobre un caballo
Pastoreando unas vacas
A mí fue que te forjaste
Y así cogiste la fama
De ser llanero rajao
Hijo de cielo y de pampa
Querido por todo el mundo
Por tu sencillez tan franca
Y ese espíritu parrandero
Que a la gente saca la raja
Por eso es que amigo mío
A mi llano le haces falta
Como le falta un padrote
A una tajo de potranca
Como falta a un llanero
El amor de una muchacha
Como falta a un parrando
Un coplero, arpe y un arpa
Como falta al bonguero
La espadilla y la palanca
Como falta un lamento
Un carrao a entradas de agua
Por eso es que tu recuerdo
Perdura en la tierra llana
Y tu voz se escuchará
En los centros de sabana
Cuando en un caballo rucio
Coleabas toros y vacas
Y al verlos rodar por el suelo
Tú te reías y gritabas
El ay, ay, ay, mararay
Refrán que le diste fama