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Hijo mío, hoy recordé lo que tu madre me dijo un
Día que tú le habías dicho. ¿Lo recuerdas tú?

Mamá, tú dices que papá escribe muchos libros, pero yo no
Entiendo una palabra de lo que él escribe. Toda la noche estuve
Leyendo cosas. Di, ¿y tú entendías lo que él quería decir?

Tú sí que sabes contarnos cuentos bonitos, madre. ¿Por qué no los
Escribirá papá así? ¿Es que su madre no le contó
Nunca historias de gigantes, de hadas y de
Princesas? ¿O es que se le han olvidado ya todas?

Muchos días tienes que llamarlo cien veces para que se levante
Y lo esperas para comer y vuelves a calentarle la comida, y él
Escribe que te escribe, olvidado de todo. Siempre está jugando
A escribir libros. Pero si yo voy una vez a jugar a su cuarto
Tú vienes corriendo por mí y me gritas: ¡Ah, qué travieso eres
Hijo mío!. Y en cuanto yo hago un poquito de ruido, ya me estás
Diciendo tú: ¿No ves que papá está trabajando?. ¡Ay! ¿Qué gusto
Le sacará estar siempre escribiendo y escribiendo y escribiendo?

Y cuando yo cojo el lápiz o la pluma de papá y me pongo a escribir
Cosas importantes como el abcdefghi en uno de sus libros, ¿por
Qué te enfadas así conmigo? A él no lo regañas nunca porque escriba
Parece que no te importa que él estropee tanto papel. Pero si yo
Cojo una sola hoja para hacer un barco, ya estás tú regañándome
¡Hijo, qué pesado eres!. Y a papá, que echa a perder tantas
Hojas haciéndoles letras negras por los dos lados, no le dices nada