Poema Veinte
José Antonio Cossío
3:50Conque entonces, adiós. ¿No olvidas nada? Bueno, vete. Podemos despedirnos ¿Ya no tenemos nada que decirnos? Te dejo, puedes irte. Aunque no, espera Espera todavía que pare de llover Espera un rato. Y sobre todo ve bien abrigada Ya sabes el frío que hace allí fuera Un abrigo de invierno es lo que habría que ponerte De modo que te he devuelto todo No tengo nada tuyo Has tomado tus cartas, tu retrato Bien, mírame ahora, amiga mía Puesto que, en fin, ya vamos a despedirse Vaya, no hay que afligirse Vamos, vamos, no hay que llorar, qué tontería Y qué esfuerzo tan grande necesitan hacer nuestras cabezas Para poder imaginar y vernos otra vez los amantes aquellos Tan rendidos y tan tiernos que habíamos sido antes Nos habíamos las vidas entregado para siempre Uno al otro enteramente Y he aquí que ahora nos las devolvemos Y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte Y pronto partiremos cada quien con su nombre, por su lado Recomenzar, vagar, vivir en otra parte Por supuesto, al principio sufriremos Pero luego vendrá piadoso olvido Único amigo fiel que nos perdona Y habrá otra vez en que tú y yo tornaremos a ser Como hemos sido entre todas las otras: dos personas Así es que vas a entrar a mi pasado Y he de verte en la calle desde lejos Sin cruzar para hablarte a la otra acera Y nos alejaremos distraídos Y pasarás ligera con trajes para mí desconocidos Y estaremos sin vernos largos meses Y olvidaré el sabor de tus caricias Y mis amigos te darán noticias de aquel amigo tuyo Y yo, a mi vez, con ansia reprimida por el mal fingido orgullo Preguntaré por la que fue mi estrella Y al referirme a ti, que eras mi vida A ti, que eras mi fuerza y mi dulzura Diré: "¿Cómo va aquella?" Nuestro gran corazón, ¡qué pequeño era! Nuestros muchos propósitos, ¡qué pocos! Y sin embargo estábamos tan locos al principio en aquella primavera ¿Te acuerdas? La apoteosis, el encanto Nos amábamos tanto ¿Y esto era aquel amor? ¿Quién lo creyera? De modo que nosotros, aún nosotros cuando de amor hablamos Somos como los otros He aquí el valor que damos a la frase de amor que nos conmueve ¡Qué desgracia, Dios mío, que seamos lo mismo que son todos! Ay, cómo llueve... Tú no puedes salir así, lloviendo Vamos, quédate. Mira, te lo ruego Ya trataremos de entendernos luego Haremos nuevos planes Y aún cuando el corazón haya cambiado Quizá revivirá el amor pasado al encanto de viejos ademanes Haremos lo posible. Se portará uno bien Tú serás buena. Y luego... es increíble Tiene uno sus costumbres La cadena llega a veces a ser necesidad Siéntate aquí, bien mío Recordarás junto de mí tu hastío Y yo, cerca de ti, mi soledad