Martincito

Martín Velázquez vivía
Sus años de criollo viejo
Mirándose en el espejo
De su juventud bravía
Con los recuerdos hacía
Hábil trenza de sus cuentos
Mas los pamperos violentos
De aquellos años vividos
Iban cubriendo de olvidos
Sus ojos ya soñolientos
Para mejor, sus dos hijas
No quisieron saber nada
De la tradición pasada
Ni de domas ni sortijas
Con otras ideas fijas
Impusieron su razón
Y el viejo, sin más cuestión
Por no herir a las muchachas
En vez de bota y bombachas
Usa saco y pantalón
Y allá, en un rincón, colgadas
Cubiertas de polvo y tela
Descansaban sus espuelas
Con las rodajas gastadas
Ya sus dos hijas casadas
El viejo con desconsuelo
Iba cortando su vuelo
Hasta que un nieto llegó
A quien Martín se llamó
En homenaje a su abuelo
Martincito fue creciendo
La escuela con su enseñanza
Fue una fecunda labranza
En su alma floreciendo
Y cuando se fue instruyendo
Con la historia de su suelo
Vio que el gaucho fue el señuelo
De la libertad naciente
El mismo gaucho valiente
De los cuentos del abuelo
Y un día de esos que la historia
Como día patrio señala
Donde el recuerdo abre alas
Para volar a la gloria
Donde se honra la memoria
De aquellos hombres de mayo
Martincito, de soslayo
Se fue, tímido, a encararlo
Abuelo, vengo a invitarlo
A desfilarle a caballo
Y era de ver la alegría
Del viejo Martín Velázquez
Que fue tropero y fue chasque
Cuando la patria nacía
Encebaba y añadía
Riendas, bozales y tientos
Y con los ojos contentos
Repetía aquel paisano
La sangre, tarde o temprano
Aflora en los sentimientos