Apocalipsis

Ramó el añafil del ángel Rahuel
Para dar testimonio de los sellos rojos
Por fin, y de los siete toques
Que despertarán los últimos fierros
Somos llamados a ser el caballo
Rojo de sangre que asole el mundo
De reyes y naciones es su fin
Bajo su pestilente vaho inmundo
De la gran bola de fuego rusiente
Y la amargura del agrio ajenjo
De la estrella informe se desprende
Bajo el silencio del séptimo sello
Sin movámonos entre las tinieblas
Nos temerán los grandes capitanes
Los valientes y los fuertes escondidos en cuevas
Sed dolerán de insufribles males
Apocalipsis, Apocalipsis
Llegó el final, despertad los hierros
Apocalipsis, Apocalipsis
Huele el metal de tanto sueño
Los reinos nos llamaron para el juego sucio
Puercos planes, los más oscuros
Apocalipsis, seremos tu brazo armado
Para vengarnos bien duro
Rojos cabalgamos en tu caballo
Llevamos las langostas de Abadón
Sometemos pronto a los poderosos
Morderán el polvo del Armagedón
Vete con tu ramera púrpura
Sentada sobre la bestia, ¡vete!
De siete cabezas diez veces cornuda
Gran Babilón toda entera muere
Antes de la anhelada muerte
Sentid la vil tortura en propia carne
Tal cual se la disteis a vuestra gente
Probad la venganza ebria de sangre
Apocalipsis, Apocalipsis
Llegó el final, despertad los hierros
Apocalipsis, Apocalipsis
Huele el metal de tanto sueño