Las Abandonadas
Manuel Bernal
3:32Mi cantón, magresita del alma ¡Ya pa' qué lo quero! Si se jue la paloma del nido Si me falta el calor de su cuerpo Si ya sus canarios de tiricia se han ido muriendo Si los capulines Ya no sueltan sus frutos del tiempo Y las campanillas y las adormideras se han caído, tan recio Que cualquiera que va a visitarme pisa sobre pétalos Y yo que la vide, di altiro decaída Con los ojos negros zambutidos en unas ojeras cenizas Y aluego los tales quejidos; los tales mareos Que dizque eran vahídos al dicir del médico ¡Algame la Virgen! Ya nomás de acordarme, padezco muncho escalofrío Y me hogó del pecho, y se mi hacen las manos y pieses, como los badajos de los timbres létricos. ¡Qué poco a poquito, se me jué muriendo! Tosía Tosía y lloraba la probe en silencio "¡No llores, Micaila! Por toitos los santos del cielo" Decíale al verla llorando Y al decirlo, lloraba yo mesmo Si te pondrás güena Con los revoltijos que ti ha dado el médico, No sias disconfiada con las medecinas que a mí me sanaron de aquel muermo ¡Ándale, mi Chacha! Quero ver tu rostro trigueño, como dos tizones achispaos, tus lindos ojuelos ¡Ahí te ha traído un rebozo de bola mi compadre Chencho, pa' cuando te alivies! Y en el cuaco trotón, en el prieto He pensado pa' entonces que vayamos ños dos riales un sábado a verlo ¿Queres, triqueñita? Y el domingo le entraremos muy recio al mole Y a la barbacoa, y a los asaderos Y en cuantí que Dios oscurezca Por el valle abajo Asegún se sigue la falda de cerro ¡Micaila! no llores Y le daba un beso Ella se sonreía un instante Pero me miraba después en silencio, como si la sombra del presentimiento Le preñará los ojos de llanto Que después redamaba en silencio El día de su muerte, su rostro cenizo, me dio muncho miedo ¿Pos qué tienes, Chacha? No sé lo que tengo Pero sé que me voy y es pa' siempre Correré si quieres por el señor médico, ¿Queres, trigueñita? ¿Ya pa' qué? Mejor tate aquí en sosiego Quero hablarte por último, Chacho Antes de que me hoguen los remordimientos Asiéntate y oye Yo quise decírtelo ende hace muchísimo tiempo Pero a la güena, güeno pos se me arrugaba ¡Uno es mujer!, Chacho, ¡qué caray! Y el miedo dizque no anda en burro Pero ora Qué le hace, mi prieto Si ya se te muere tu Chacha Qué se llegue a saber su secreto Hace unos seis años, siguro recuerdas que nos envitaron a los herraderos los siñores amos ¡Vaya, si mi acuerdo! ¿No jué aquel domingo que salí cornao por un toro prieto Cerca de las trancas, en el Rancho Verde de 'ñor Juan? El mesmo Ya vide que sí tí acordadates Pos ahí tienes nomás que al saberlo Por la puerta falsa de la casa grande me salí corriendo En las trancas jallé a don Antonio El hijo mayor de don Pedro, que era por entonces alcalde del pueblo Pregúntele al punto por ti, por tu herida, por tu paradero Me dijo que en una camilla te jalaron pa casa del médico Que si quería que me llevaba en ancas en el punto mesmo Aceté, ¡qué caray! No era cosa de dejarte morir como un perro No nos vido naiden salir de las trancas Y llegando de un bote al potrero, y a galope tendido trepamos la cuesta del cerro Y al bajar la barranca del Cristo, tan jondo y tan negro Don Antonio empezó con sus cosas Con sus chicoleos Que si yo era una rosa de mayo Que si eran mis ojos noturnos luceros Yo todo a esto callaba ¡Callaba! Él se puso necio, me dijo que tú eras muy probe Total un ranchero Que él, en cambio, era dueño de hacienda y de munchas talegas de pesos Que te abandonara y nos juéramos pa' México O pa' los Uropas o pa' los Querétaros Yo me puse muy gira y le dije qui, aunque probe Me daba mi prieto pa' presumir muncho Y andar diariamente con el zagalejo muy lentejueliao Y cada semana con rebozo nuevo Pos si no por la amor, ¡por la juerza! Me dijo rayando su penco Y sin más me apretó la centura Y mi boca manchó con un beso ¡Nunca lo jiciera! Sentí que la sangre cegaba mis ojos y el furor mi seno Saqué del arzón el machete Y por las espaldas, lo jundí en su cuello Cayó hacia delante con un grito horrendo Y rodó rebotando hasta el fondo del desfiladero Naiden supo nada Cuando lo jallaron todito disecho, guiados por el puro jedor del barranco Los jueces dijieron, quisque jue un suicidio, por no sé qué amores y enredos Yo me estuve callada la boca Pero ahora Pos dime ¿Ya pa qué, mi prieto? Se quedó como estática Acaso rezaba al morir, por el muerto La abracé llorando La besé en silencio Y como una santa que poco a poquito, se me jue muriendo ¡Mi jacal 'tá maldito! Si lo queres, pos ahí te lo dejo Si te cuadra, quémalo Si se ti hincha, véndilo Yo me güelvo a las filas, mi mama A peliar por la patria me güelvo Si me quebrá una bala, ¡qué li hace! Al cabo en el mundo, pa los que sufremos la muerte en el alma Vivir o morir ¡Es lo mesmo! Mi cantón, magresita del alma Sin ella ¡Ya pa qué lo quero!