Triste Domingo

Triste domingo, con cien flores blancas
Se orna el altar de mi loca ilusión
Donde mi alma se ha ido a postrar
Mientras mi boca llamándote está
Mueren en mis sueños opacos de hastío
Cansados de espera y de soledad
Triste domingo

Tú no comprendes la angustia terrible
De estar esperando sin verte llegar
Vuelen tus pasos que debo marchar
No ves que muero con mi loco afán
Quiero que seas la blanca y piadosa mortaja
Que cubra mi hora final

Triste destino
Querido, junto a mi ataúd
Que circundan muchas flores
Aguarda mi confesión un sacerdote
Y a él le digo: lo quiero y lo espero
No temas nada si encuentras mis ojos
Sin vida y abiertos esperándote
Tus manos son quien los deben cerrar
Y acaso entonces yo habré muerto en paz

Siento un doblar de campanas
Que lúgubremente sus voces me ordenan marchar
Triste domingo

Vuelve mi vida, tu paso querido
Que llega la hora que debo partir
Quiero tenerte en mi viaje final
Y algo me dice que no llegarás

Triste domingo visita a mi amado
Que aún en mi tumba yo he de esperar
He de esperar