Seronda
Nacho Vegas
4:06Dicen que amainó la tormenta. Trataremos de dormir. En nuestros pies yodo y vendas recuerdan el camino. Y tú quieres saber si al despertar calaos hasta los huesos. Algo habrá podido cambiar y yo no quiero mentir. Llegando aquí ¿qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar para que nos responda con rugidos, para que nos diga la verdad. Y si ha salido el sol y no, no es para los dos, dime ¿para quién? O si hoy no sopla el viento por los dos entonces ¿por quién? ¿Cómo puedo yo quererte bien si soy mi propio enemigo? Y ¿cómo recomenzar cuando hay tanto ayer aquí en mí? Y ahora di ¿qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar para que nos responda con rugidos para que nos diga la verdad. Y te podrán decir, que en el amor ha de haber un vencido, que en el amor ha de haber un vencedor. Pero óyeme, yo estuve allí y sé que no hay mas que supervivientes. Deja que hablen, que yo prefiero oír las cosas de la mar. Llegando aquí ¿qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar. Y ahora di ¿qué más nos puede pasar? Podemos ir y preguntarle a la mar para que nos responda con rugidos, y nos diga la verdad y sobre todo para poder... ¡Avanzar! bajo el mismo sol ardiente con los juicios que aún nos quedan por perder, con el salitre adherido a nuestra piel, como Jonás en las entrañas del gran pez, con algas y con piedras, con toda el agua que tragamos al nadar, con las mentiras sobre las que tuve la osadía de jurar. Yo jugué a ser malo y di de bruces con el mal, jugué a ser malo y di de bruces con el mal. ¡Qué me perdone el capitán Ahab! ¡Qué me perdone! Dicen que amainó la tormenta.