Qué Soledad

Prima pureza te duele, tantas lágrimas de sangre,
que brotan en cada parto que ofrendas a la bondad.
Contempla como las sombras se maquillan de sonrisa
y brindan con desengaño añejado en soledad.

Hay millones de burbujas, sumergidas en el polvo
y al menos una padece de soberbia demencial,
pues no encuentra compañía con quien reír sus lamentos
y conocerse le cuesta un estallido mortal.

Sigue danzando el espacio, al ritmo del tiempo,
profetizando que todo no es mas que un beso,
no es mas que un beso.

Hay que soledad, cuanta ironía,
todo parece calor y cada noche es más fría.
Hay que vanidad, que fantasía,
miles de espejos camuflajeando el día.

Por cuanto son conferidos tantos deberes provechos,
que aún andan sembrando izquierdos y cosechando derechos.
Que en medio de tal metralla se degusta la rapiña,
amarga y acomodada de enmascarar la morriña.

Y aun cuando el sol no habita, allí donde no hay penumbra
siempre vence la asistencia de las memorias que alumbran.
Por tanto aquí se decreta, que queda prohibido el llanto
y que hasta lo más atroz, se grite pero en un canto.

Sigue danzando el espacio, al ritmo del tiempo,
profetizando que todo no es mas que un beso,
no es mas que un beso.

Hay que soledad, cuanta ironía,
todo parece calor y cada noche es más fría.
Hay que vanidad, que fantasía,
miles de espejos camuflajeando el día.
Hay que soledad, cuanta ironía,
todo parece calor y cada noche es más fría.
Hay que vanidad, que fantasía,
miles de espejos camuflajeando el día.