La Tenka Y La Zorrita Yuraq

Aún pensando en las abuelas, la Tenka sobrevoló el lugar del encuentro. Ya estaban allí el Gallo y las dos Leonas. Las ancianas se acercaban por el camino de las codornices y se escuchaban todavía sus carcajadas.
Ya entrada la tarde, el sol bajo un rayo justo al otro lado del tumulto de la ciudad.
-Es una señal.
Dijo la Tenka y voló tan rápido como pudo para llegar antes que terminara el día.
Le costó a la Tenka divisar a una zorrita culpeo que se quejaba detrás de una loma de desechos. 
Se le acercó aleteando todavía, sólo se distinguía el bordado blanco de sus alas.
-Kamisaraki.
Dijo la zorrita
-¿Cómo te llamas? 
Preguntó la Tenka con un canto con variaciones nunca antes escuchadas. 
-Soy Yuraq -dijo la zorrita- y estoy muy preocupada. La basura y los desechos se acumulan en bosques, montañas, playas y ríos. Mis amigos y amigas están en riesgo de extinción por confundir el plástico con alimentos.
La Tenka recordó a su tía Calandria y su tío Sinsonte que tiempo atrás estuvieron muy enfermos por confundir desechos con comida, se salvaron sólo porque tomaron agua de trayenko y comieron lawen del bosque.
Ahí comprendió que Yuraq no estaba perdida en su rumbo sino en su propósito: ¿cómo poder ayudar más para que estén limpios los bosques, las montañas, los ríos, el mar y la mapu ñuke?