Justicia

Vuelven las aves buscando
La tibieza de sus nidos
Y en sus ámbitos dormidos
Está el silencio posando
Cruza un camino estirando
Cansancio de lejanía
Y en la frontera del día
Entre espuma de arrebol
Hunde su moneda el sol
En gigantesca alcancía
Sigilosa la partida
Tras el sargento Jordán
Por entre pajales van
En minuciosa batida
Hay una choza escondida
Del monte en los matorrales
Donde cantan los zorzales
Un himno a la soledad
Y tiene la libertad
Sus dominios naturales
Jordán como un perdiguero
Va rastreando en los guadales
Se adentra por los pajales
Y vuela sobre el estero
Jamás escapó un matrero
A su tezón de baquiano
Pero Luna el entrerriano
Es arisco y receloso
Y además muy peligroso
A piao y facón el mano
Cuenta el pao y se estremece
Que el fantástico matrero
Monta un veloz parejero
Que hecho de viento parece
Corriendo se desvanece
Su pelaje al parecer
Y muchos pudieron ver
Sobre la elástica alfombra
Separarse de la sombra
Cuando se tiende a correr
Por eso van con cuidao
Por atajos y picadas
Cuando las sombras pesadas
Sobre el monte se han echao
Apenas se oye el recao
Que sobre el lomo se queja
O el casco en la despareja
Senda del monte sombrío
O el lento rumor del río
Que eternamente se aleja
Tanto silencio ha caído
Sobre la intrincada huella
Que se oye de cada estrella
El parpadear repetido
El hipo del barro herido
Como un estremecimiento
Y el ígneo deslizamiento
En el celeste escenario
De los astros emisarios
Que cruzan el firmamento
Un resplandor mortecino
Se filtra en las ramazones
Y sujetan sus bridones
Los guardianes del camino
Tiemblan las lianas, los finos
Cordajes estremecidos
Y en el calor de los nidos
Ocultos en la maleza
Aletea la sorpresa
De los pájaros dormidos
La corsaria comitiva
Se extiende en círculo estrecho
Y se anida en cada pecho
Angustiosa expectativa
Queda la choza cautiva
Prisionera del boscaje
Y en el circuito salvaje
Cuando el sargento se apeó
Hasta el aire se quedó
Suspendido en el ramaje
Hacia la luz va derecho
Con felina sutileza
Y se adentra en la maleza
Como un jaguar en acecho
Se pega de trecho en trecho
A los escollos del suelo
Y en su sigilo y recelo
Adquiere el sargento fiera
Ondulación de crucera
Y amago de puma en celo
Va hacia el rancho con cautela
Pero al mirar su interior
Una escena de dolor
Lo paraliza y lo hiela
Un leve temblor de velas
Llueve sobre un niño yerto
Y el centauro del desierto
Junto al cadáver del hijo
Besa un frío crucifijo
Con el Nazareno muerto