Maestro
Roberto Silva
Iba yo pensando Qué injusta es esta vida Y qué fácil se olvida A quien nos dio su amor De pronto vi a lo lejos A alguien que conocía Iba con paso lerdo Mi viejo profesor Grité, entonces, su nombre Corrí a estrechar su mano Era el encuentro noble De un ayer que fue mejor Estaba frente al hombre Que es mi amigo, mi hermano A quien mucho le debo Lo que tengo y lo que soy Había en su rostro huellas De antiguo sufrimiento Sonrisas casi muertas Que dejó la ingratitud No mata tanto el tiempo Como lo hace el olvido La indiferencia nuestra Acabó su juventud Maestro ¿Cómo no voy a recordarte? Si tú me enseñaste a creer en Dios A defender a mi patria A respetar a mis padres A decir la verdad, sobre todas las cosas Y aunque la miseria me azote Jamás hincarme de rodillas Porque la dignidad de un hombre No tiene precio Maestro Por todo eso, hoy quiero agradecerte Y pedirte perdón Perdón por los que te olvidan Maestro que en el aula Sembraste mil riquezas Te admiro porque llevas Tu pobreza con honor Sus ojos se nublaron Por, sabe Dios, qué pena Y qué lección tan buena Me dio al contestar "Para mí no hay riqueza Más grande que el cariño Que encuentro en mi camino Soy un viejo feliz Ni hay más grande alegría Que el saber que mis niños Hoy triunfan en la vida ¿Qué más puedo pedir?" ¿Quién tiene más fortuna Díganme qué fortuna Vale más que la dicha De poder morir de pie? Vencido por el tiempo Tan solo por el tiempo De pie siempre orgulloso De haber sido lo que fui Maestro ¡Maestro!